miércoles, 7 de julio de 2010

Se me fue el alma, se quebró de espanto… Se esfumó en un espasmo. A veces la encuentro mendigando en el pasado de mi historia, en el libro del baúl, en los platos rotos, en la ropa sucia. Me callo ante la gravedad, grito de vacío. Aprendo a no esperar lo esperado y me quedo en lo que no yace. Aleteo entre arcoíris ajenos… ¡Que pleno es volar cuando el cielo no tiene tope, cuando el corazón no es rojo y cuando los brazos no están abiertos! Me duele la indolencia, me quiebra estar rota. Idolatro a mi propio títere, soy la manejada y la que se maneja a la vez. De pronto el semáforo en rojo hizo un castillo en su esquina desolada, pero si cambia a verde desaparece mi nido fugaz. Quiero con los ojos rojos, amo con la piel morada. Quiero subyacer aún más, que me desplumen las alas por pasearme sin abrigo. Llorar con alegría, amar con pena. Tengo la boca en la garganta, doy besos con los pies. Corro en sentido contrario para que el mundo reaccione a lo opuesto. Tengo ganas de ser y no ser, quiero ahogarme en toda la verdad y gritar todas las mentiras. Agoniza la piedad, nace la maldad. Soy la dualidad de la vida, me acuesto en el medio, me pierdo para siempre y me encuentro como nunca. Me cansé de sufrir la irrealidad, mi tórax y mi columna vertebral se esparcen en la realidad que alguien creó para no dejar nunca de contar esta historia…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora no estás muerta.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.