lunes, 24 de noviembre de 2008

“El acto poético”, Psicomagia, Alejandro Jodorowsky,

¿Qué es un Acto poético?

“La primera cosa que vino a ayudarme fue la poesía. […] Poetas hay en todas partes. Pero la vida poética, en cambio, es un bien más escaso. […] ¿Qué es vivir como un auténtico poeta? En primer lugar no temer, atreverse a dar, tener la audacia de vivir con cierta desmesura. […] En cuanto a nosotros, […] estábamos inmersos en la poesía desde la mañana hasta la noche, ella estaba realmente en el centro de nuestras vidas. […] Neruda, Parra, De Rokha, Gabriela Mistral, Huidobro. […] Todos estos poetas realizaban actos. […] Habían comenzado a salir de la literatura para participar en los actos de la vida cotidiana con la postura estética y rebelde propia de los poetas.

Un día encontramos en un libro sobre el futurismo italiano una frase iluminadora de Marinetti: «La poesía es un acto». A partir de ese momento, decidimos prestarle más atención al acto poético que a la escritura misma. Durante tres o cuatro años, nos dedicamos a realizar actos poéticos. Pensábamos en ellos durante todo el día. Por ejemplo, Lihn y yo decidimos un día caminar en línea recta, sin desviarnos nunca. Caminábamos por una avenida y llegábamos frente a un árbol. En vez de rodearlo, nos subíamos para proseguir nuestra conversación. […] Lo importante era mantener la línea recta y no prestar ninguna atención al obstáculo, hacer como si no existiera.

Poco a poco, fuimos derivando hacia actos más fuertes. […] Otro día, pusimos una gran cantidad de monedas en un maletín agujereado y recorrimos con él el centro de la ciudad: ¡era extraordinario ver a todo el mundo agachándose detrás de nosotros, la calle repleta de cuerpos doblados! […] También nos dedicábamos a actos muy inocentes y no menos poderosos, como poner en la mano del revisor que venía a reclamarnos nuestro billete de autobús una hermosa concha…

Estos actos los sacudían [a mis padres], los obligaban a abrirse. ¿Qué más podían hacer ante lo imprevisto? La vida es así: totalmente impredecible. […] Nuestros actos de jóvenes poetas no hacían sino evidenciar esto, a contracorriente del mundo rígido. […] Cada vez que ocurría un acto así, mi familia sufría un gran impacto, seguido de un silencio y de una gran perplejidad. Estaban completamente sobrepasados, y eso resultaba tan extraordinario para ellos que creían estar viviendo un sueño despiertos, algo fuera de los límites de la existencia habitual. […] Todos estos actos estaban impregnados de una cualidad onírica, impregnados de locura.

Yo estaba en plena lectura de Dostoievski. […] Un día dije a mis amigos: ¿para qué seguir avanzando? ¿Qué sucedería si todo el mundo decidiera detener el movimiento?: ¿adónde vamos? Y decidimos tumbarnos en el suelo, en medio de la calle, sin movernos. Los peatones pasaban por encima de nosotros, algunos hacían comentarios. […] Las personas llamadas razonables, aquellas que creen en la solidez de este mundo, no plantean actos locos.

Con la distancia del tiempo, ¿cómo ve hoy esos actos? Más allá de lo pintoresco, ¿qué le enseñaron? La audacia, el humor, una aptitud para cuestionar los postulados mediocres de la vida ordinaria y un amor por el acto gratuito. ¿Y cuál es la definición del acto poético? […] El acto poético es una llamada a la realidad. […] Esta vida que nosotros quisiéramos lógica es, en realidad, loca, chocante, maravillosa y cruel. Nuestro comportamiento, que pretendemos lógico y consciente, es, de hecho, irracional, loco, contradictorio. […] El aquellos tiempos yo era, sin duda, inmaduro, un joven descerebrado insolente; eso no quita que dicho período me enseñara igualmente a percibir la enloquecida creatividad de la existencia y a no identificarme con los límites dentro de los cuales la mayoría de la gente se encierra hasta que no aguanta más y revienta.

¡La poesía es convulsiva! […] Ella denuncia las apariencias, atraviesa con su espada la mentira y las convenciones. […] Para nosotros, se trataba ciertamente de un juego, ¡pero también de un acto profundamente dramático! El acto creaba otra realidad en el seno mismo de la realidad ordinaria. Nos permitía acceder a otro nivel. […] La mayor parte del tiempo la gente se contenta con pequeños actos inocuos, hasta que un día «revienta» y, sin control alguno, se pone furiosa. […] La sociedad ha puesto barreras para que el miedo y su expresión, la violencia, no surjan a cada instante. Por ello, cuando se realiza un acto diferente de las acciones ordinarias y codificadas, es importante hacerlo conscientemente, medir y aceptar de antemano las consecuencias. […] Conviene no identificarse con el acto poético, no dejarse llevar por las energías que éste libera. […] El acto poético permite expresar energías normalmente reprimidas o dormidas dentro de nosotros. El acto no consciente es una puerta abierta al vandalismo, a la violencia.

Un haiku japonés nos proporcionó una clave: el alumno le lleva al maestro su poema, en el cual dice:

Una mariposa:

le quito las alas

¡y se vuelve pimiento!

La respuesta del maestro fue inmediata: «No, no; eso no es así, déjame corregir tu poema»:

Un pimiento:

le pongo unas alas

¡y se vuelve mariposa!

El acto poético debe siempre ser positivo, ir en el sentido de la construcción y no de la destrucción… El acto es acción y no reacción vandálica. […] El choque causado por el acto debe ser positivo.”

“El acto poético”, Psicomagia, Alejandro Jodorowsky, Ed. Siruela

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